domingo, 10 de noviembre de 2013

Capítulo 1


Ocho en punto de la mañana, hoy empieza mi nuevo y último curso antes de pasar a la Universidad, aburrido pensarán algunos, divertido pensarán otros y no por las clases si no por lo que viene por las noches, fiestas, chicos, chicas y todo ese tipo de cosas que realmente no llaman mi atención. Pienso que será un curso interesante, quiero decir es mi último curso y tendré que elegir que quiero hacer con mi vida, ¿no lo veis interesante?.

Me visto con unos jeans y una sudadera algo ancha, mi mejor amiga siempre anda diciéndome que por qué no enseño un poco más mi cuerpo que tengo un cuerpo genial, pero prefiero ir con ropas algo anchas y cómodas. Precisamente no se va a clase a enseñar, bueno, mejor dicho, no voy a clase a enseñar. Bajo las escaleras y llego a la cocina donde mis padres desayunando y mi hermano pequeño sentado en el suelo intentado atar sus cordones.

-Buenos días.- Mis padres me devuelven los buenos días. Bajo a la altura de mi hermano revolviéndole el pelo y preguntándole.- ¿Necesitas ayuda?.

-¡Nooo!

-Wow, está bien, estás hecho todo un hombre para tener cuatro años. Estoy segura de que lo conseguirás.- Me río dejando un beso en su coronilla y vuelvo a la mesa para desayunar.

-¿Preparada para el último curso? Ya sabes que hablamos sobre tus notas y tienen que ser altas para lo que quieres hacer.- Comenta mi madre llenando la taza de café. Bebo un sorbo.

-Bueno, no exactamente, no es lo que quiero hacer es lo que prácticamente me obligáis a hacer, pero seguiré luchando cada día para que me cojan en la mejor escuela de música.- Digo orgullosa de mi misma.

Cada día desde los quince hemos estado discutiendo sobre este tema, mi madre quiere que estudie Derecho y yo me niego a ella, ¿qué tiene de especial estudiar derecho? ¿qué si tengo que defender a un ladrón? o peor ¿a un criminal? ¡me niego!. Lo que realmente me gustaría hacer es ser pianista, lo sé, difícil en esta época, pero si por algo me caracterizo es por mi perseverancia.

-Ya hemos hablado de esto antes Rebecca. Hay razones más que suficientes para que cojas esa elección. No hay más que hablar.- Interviene mi padre y no de cualquier manera si no con mi nombre completo. Rebecca. Cuando eso ocurre es mejor dejar el tema para otro momento.

Antes de que pueda terminar mi desayuno, la bocina de un coche me indica que mis dos mejores amigos me esperan fuera, en el coche de Liam. Liam, mi mejor amigo desde que tengo pañales, no es el tipo de chico popular pero es un chico genial; algunos hablan de que nosotros siempre estuvimos el uno enamorado del otro pero claramente no. No me veo saliendo con Liam nunca, una no puede salir con su hermano, sería raro e ilegal.

Luego está Alex la conocimos Liam y yo hace cuatro veranos, llegó de Australia por el trabajo de su padre, podría decir que es algo popular, viste bien, va a fiestas y le gusta a algunos chicos, digamos que es la atrevida del grupo. Cojo rápidamente la mochila y salgo de casa montando en el asiento de atrás del coche, saludando a los dos. Aunque acaba de empezar el curso llevamos viéndonos casi todo el verano así que no tenemos mucho que contarnos que se diga.

-¿Preparados para ver a los chicos de último año? ¡Oh Dios! Los chicos de último año son muy sexys...- Alex saca su pequeño espejo y se retoca los labios, lo cierra y sube los pies encima del asiento.

-Alex, te he dicho mil veces que no subas ahí los pies, luego no eres tú quien lo limpias. ¡Bájalos!.- Esta pone los ojos en blanco y baja los pies.

Liam y Alex siempre han tenido un amor odio extraño, van al límite todo el tiempo, o se ponen contra mí y son los mejores amigos o discuten todos lo días sin motivo alguno. Pero cuando estás tan acostumbrada a eso produce cierta gracia.

Liam aparca el coche en el aparcamiento y bajamos del coche, miro a través del instituto. Demasiada gente, nueva y conocida. Nos dirigíamos a la entrada dónde nos dicen cuál es nuestra clase y cuando llegamos elegimos nuestro asiento. Alex se va a la última fila, como no y nosotros nos quedamos algo más adelante. El timbre suena y la gente empieza a entrar, parece que este año no voy a estar en la mejor clase ya que Emily y Lucy están ahí. Ellas son las típicas pijas rubias de película norte americana. ¡Horrible!. Cuando parece que estamos todos la profesora entra cerrando la puerta y nos reparte a cada uno nuestro horario escolar dando algunas normas también.

De repente llaman a la puerta y acto seguido se abre dejando ver a un chico de piel morena, alto y con ojos y pelo oscuro.

-¿Se puede?.- Pregunta con algo de pasotismo, la profesora extiende el brazo dejándole ver que puede pasar y anda por el pasillo hasta ponerse en el asiento que hay detrás de mí. Su olor entre tabaco y colonia me deja descolocada.

1 comentario: