domingo, 10 de noviembre de 2013

Capítulo 2.


El olor a tabaco, la verdad es que es algo que siempre he odiado, no me gusta nada. Se mete por mis fosas nasales dejándome un mal sabor de boca, y hace que la persona que fuma le huela “mal”  la ropa, pero en él es diferente, supongo que porque la colonia contrarresta un poco la peste que está dejando en clase, pero como bien os he dicho, un poco.

La profesora nos empezó a explicar en qué consistiría este último año en el instituto, que para nosotros ya era más que repetitivo. La palabra que más salía de su boca era "Universidad", y a decir verdad, ni la mitad de la clase llegaría. Al sonar el timbre salimos todos hacia el pasillo, y como siempre las mismas caras que llevo viendo 3 años, cada año que pasa las odio más. Desde las pijas descerebradas que no conocen más allá que maquillaje, ropa y cotilleos, pasando por los emos, frikis, abusones y porreros. Vamos, de todo lo que te puedes encontrar en un instituto. Veo a Liam y Alex apoyados en nuestras taquillas mirando como unas de hacían fotos y otras se tocaban el pelo, cuando me dirijo hacia a ellos de repente me choco fuertemente con alguien haciendo que me caiga y con ello todos los apuntes de la mañana queden esparcidos por el suelo. Maldigo por lo bajo, me pongo de rodillas y empiezo a recojer los papeles.
 
-Anda, pero mira quien tenemos aquí- Dice haciendo que levante la cabeza, dejando ver su pelo y ojos característico. Joder, ¿No sabes mirar por dónde vas?
 
Pasaba de él desde hacia tres años. Desde que entre en el instituto me lleva haciendo la vida imposible, no me pegaba pero siempre que podía me dejaba en rídiculo y dejaba ver que era una mojigata, tal vez era porque yo nunca le había seguido el juego como las demás y eso le molestaba de sobremanera, antes me afectaba más, me pasaba horas y horas llorando en el baño del instituto, pero ahora la verdad es que ya no me afecta, supongo que me he acostumbrado y ha conseguido lo que él quería, que apenas salga de casa y que sea la marginada de la clase.

-Honey, me han dicho que este verano te dresmadraste en las fiestas, ¡aah no! que estuviste en casa durante todo el verano -dice haciendo que sus amigos se rían y él deja una sonrisa arrogante en su cara.

-Mira imbécil, déjame en paz, no quiero saber nada de ti.

Termino de recojer los apuntes y comienzo a andar, Liam y Alex aparecieron a mi lado en menos de 10 segundos, pusimos rumbo a la cafetería, al llegar nos sentamos en una de las mesas yo y Liam, mientras que Alex iba a pedir tres cafés.

-¿Cómo te encuentras? –me pregunto algo preocupado, Liam siempre está para mí, pero no es del tipo de chico que se va a meter en una pelea por nadie, lo entiendo.

-Tranquilo, estoy bien.

-Es mejor que lo sigas ignorando.

-Lo pienso hacer, lo único que me da miedo son los dos viajes que vamos a hacer este curso, no me hace mucha gracia tener que compartir mi tiempo con él.

Justo en ese momento llegó Alex a la mesa con los cafés, nos pusimos a hablar de lo que teníamos pensado hacer este año. Demasiadas ilusiones, y esperanzas, al menos teníamos nueve meses para intentar cumplirlas. La mañana pasó rápido, y espero que todo el curso sea así.

-¿Tienes que ir a recoger al pequeño? –me pregunto Liam cuando subí en el coche.

-Sí, ¿me puedes dejar delante del parvulario?- digo haciéndole ojitos.

-Sabes de sobra que sí, no sé por qué me haces ojitos si ahora ya no tiene el mismo efecto que tenían antes, jajaja.-nos reímos y arranca el coche.

-¿No viene Alex?

-No, me dijo que la pasaba a buscar hoy su padre, se iban a comprar las cosas para clase.

Bajo del coche,y me despedo de Liam, iría andando a mi casa que está a unos diez minutos de donde está el parvulario de mi hermano. Estaba esperando tranquilamente para coger a Tommy y me encuentro con una persona “non grata”, ahí está él, con el cigarro entre sus dedos, su cazadora negra y con sus aires de superioridad, con una niña que parece su hermana con la edad que mi pequeño hombretón.

-Hola Honey.- Ugh, odio que me llame así, me sonríe  sin más y se va con la pequeña entre sus brazos haciéndola reir.

-Beccaaaa –me dice mi hermano cuando me ve.

-Hola pequeño –le cojo en brazos y le doy un beso.-¿Qué tal el día?

-Bien, coloreé toda la mañana –me dice mientras apoya su pequeña cabeza en mi hombro.

-¿Tienes sueño pequeño? –le dije mientras acariciaba su espalda, pero ya no obtuve ninguna respuesta por parte de Tommy.

Pongo rumbo hacia casa, cuando de repente un coche para a mi lado y baja las ventanillas.


-Sube.- Aquí está el otra vez, mi tortura desde hace 3 años. ¿Qué se supone que tengo que hacer?

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