Capítulo 20

-Zayn ya hemos hablado de eso.

-Me da igual que ella tenga problemas. -¿le da extrañamente igual?.- No quiero que la trates y punto.

-¿Él lo sabe?.- Pregunto susurrando.

-No. Tranquila Becca.- Me dice con toda la paz del mundo, se nota que no teme a Zayn para nada.- Hemos acabado por hoy, nos vemos para la semana que viene.- Salgo de allí y ambos me siguen con la mirada. Cuando llego a la calle respiro el aire y de repente le siento detrás. Se que está ahí, y no piensa dejar este tema. Me doy la vuelta para enfrentarle.

-¡¿Pero que coño te pasa Malik?!.- Me desespera, me pone de los nervios cuando se pone tan autoritario, piensa que puede dominarme pero no es así -¿Acaso hace tanto que no follas que tienes que meterte en mi vida?.- Sus ojos ni siquiera me miran, pero me da igual.- Te parece normal entrar así. ¡Eh!.- Pero sigue sin mirarme.- ¡MÍRAME CUANDO TE ESTOY HABLANDO!

-Cállate.- ¿Solo? Así sin más, ni un mero grito, un apretón en el brazo y una mirada intimidante, solo eso. Vamos este o esta enfermo o la sequía le esta afectando. Ahora sí que me estoy esperanzando a preocupar. Es muy raro en el que no se ponga hecho una fiera.

-Vete a casa.

No le miro a la cara, mi enfado es enorme. Comienzo a caminar, pero no quiero volver a casa, ahora mismo necesito estar tranquila, respirar. Las cosas se me están empezando a acumular, Liam no me habla y nos culpa por lo que le pasó, Zayn cada día que pasa me confirma que es más que bipolar. El mundo se me cae en mis hombros. Camino durante horas y acabo en un pequeño parque en el que yo y Zayn nos vimos por primera vez con nuestros hermanos. Se hace de noche pero soy incapaz de moverme. No me encuentro bien, siento como algo en mí se rompe y no se si podré recomponer los pedazos que queden.

-¡Becca!.- Escucho como alguien dice mi nombre, pero no soy capaz de moverme. El frío que hace en pleno mes de Noviembre me deja bajo mínimos, abro muy lentamente los ojos. Allí esta él. Tan guapo como siempre.

-¡Dios mio Becca, estas congelada!.- Me dice mientras me abraza contra su pecho. Me aferro a él como si me fuera la vida en ello. Aún no me puedo creer que este aquí, pero estoy muy complacida de que este, pero pensándolo de otro modo estoy muy enfadada con él. Muchísimo, todo lo que me está pasando es su culpa y siento rabia. De un manotazo me separo de él y le doy un golpe en su hombro. Creo que le he dado fuerte, o al menos más de lo que él pensaba porque me mira con el ceño fruncido.

-¡¿Quién cojones te crees que eres?!.- Acabo de decir un taco...

-¡Rebecca!. ¿Me acabas de pegar?.- Esto no es de broma como otras veces, está enfadado. Pero yo lo estoy más. Se acabó tenerle miedo.

-¡Sí y lo quiero volver a hacer!.- Me mira interrogante.- ¿Quién te crees que eres para manejar mi vida?.- Hago aspavientos con los brazos.

-¡Ella es mi hermana!.- ¡Habla! No lo puedo creer, está dialogando, a voces pero algo es algo.

-¡Perfecto!. Es mi psicóloga, son dos cosas diferentes. Porque te voy a recordar una cosa que creo que se te ha olvidado...¡Tú y yo no tenemos nada en común!. Excepto un trabajo absurdo que vamos a suspender porque apenas lo hemos entregado.

-¿Estás segura de que no tenemos nada en común?.- Está serio, sus ojos sueltan chispas entre la oscuridad y por un momento me vuelvo débil. Pero reacciono, respiro y vuelvo a mí.

-Absolutamente segura.- Por una milésima de segundo sus ojos cambian a tristeza, como si algo en su interior se hubiera roto. Pero como siempre, al momento vuelve al Zayn que todos conocen.

-Muy bien.- Da dos pasos hacia mí.

-Zayn...no entien.- Antes de que pueda decir nada, me agarra de los brazos y me sube unos centímetro hasta su altura. Nuestras respiraciones se entremezclan y la cabeza me empieza a dar vueltas. Supongo que desde fuera se ve como que me está haciendo daño, pero no es así. Tiene el gesto serio, pero me trata con la mayor delicadeza.

-Honey, para esto porque yo ya no puedo más...- ¿Qué quiere decir eso?. No logro entender nada, intento pensarlo, pero me encuentro con sus labios puestos en los míos. Empieza a mover sus labios en los míos y a mí me cuesta reaccionar, su aliento a menta y su olor entre tabaco y colonia hacen que los brazos que aún me tiene agarrados me flojeen. Sin soltar mis labios de los suyos me pone con los pies en el suelo lentamente y cogiéndome de la cintura me acerca más a él. Como un acto reflejo paso mis brazos por su cuello y mis dedos fríos acarician su pelo, lo que hace que suelte un leve suspiro. Su lengua me pide permiso y yo acepto sin saber si quiera que lo hago, todo el frío que tenía hasta hace un momento ha desaparecido como por arte de magia. El beso tiene pasión, ternura, cariño, y se siente como si tuviera...¿amor?. Lentamente se separa de mí y me mira a los ojos esperando mi reacción. Me cuenta respirar, me cuesta pensar y me cuesta hasta mantenerme en pie. No quiero hacer lo que mi cabeza me dice que haga, pero al fin y al cabo lo termino haciendo.

-Me tengo que ir...- Dicho esto salgo corriendo hacia mi casa, es un camino un poco largo pero no dejo de correr ni hasta cuando siento todas las lágrimas recorriendo mis mejillas, ¿qué me está pasando?. Quería quedarme con él, decirle que me gusta y que al mismo tiempo lo odio, pero el miedo me ha invadido.

Cuando llego a mi calle y miro hacia mi casa veo una sombra sentada en las escaleras, me acerco despacio creyendo que puede ser él de nuevo, pero una vez que diviso quien es mi cuerpo se relaja de una manera inexplicable y corro hacia él. Me mira y se levanta todo lo rápido que puede para cogerme entre sus brazos y abrazarme como lo que es. Como mi mejor amigo. Como mi hermano. No pregunta nada tan sólo me abraza porque sabe que es lo que necesito en este momento.

-Shh...estoy aquí, contigo, como siempre. Tranquila, no te voy a dejar.- Me besa el pelo y me mueve levemente de izquierda a derecha porque sabe que es lo que más me relaja del mundo.

-Liam...- Sollozo.

-Ya lo sé cariño, sea lo que sea, sientes que te estás muriendo por dentro, pero lo vamos a solucionar. Te lo prometo.