-¿Yo te importo, Zayn?.
No dice nada, solamente me sigue abrazando, y antes de separarnos me da un leve beso en mi frente. Creo que con ese pequeño detalle me confirma mi pregunta. Aunque no me lo quiera decir, sé que le importo, y ahora mismo eso me hace sentir bien.
-¿Quieres comer?.- Me dice después de alejarse y mirarme a los ojos, volviendo a ser el Zayn que yo conozco.
-Sí, gracias.
Abre la puerta de atrás del coche, y saca la bolsa de comida que habíamos comprado. Aún me sigue pareciendo una comida para un regimiento, me riño cuando quite de comer, pero es que yo soy una persona que no come mucho, y tampoco me gusta gastar por gastar. Cierra el coche, me acerco a él y con la mano libre que le queda agarra a la mía con decisión, pero a la misma vez con ternura. Entrelazo mis dedos con los de él y nos dirigimos a unas mesas algo alejadas del coche, pero la verdad es que en este momento no me importa andar, es más se me hace agradable. Espero que el día de hoy me deje ver a un verdadero Zayn.
-¿Agua, zumo o cerveza?.
-Agua, por favor.- Le extiendo la mano para que me la pase.- No sé como sois capaces de beber ese brebaje al que el llamáis cerveza.
-Tú mejor no hables, que el día de al fiesta con los cubatas un poco más y casi que te bebes el agua de los floreros.- Me dice a modo de reproche, pero no malo, sino con sentido del humor.
-Muy graciosos Malik. Me gustaría verte a ti cuando bebes...
-Nada. Mejor empecemos a comer, que la comida se enfría.
-Zayn, ¿qué estás hablando?. Estamos comiendo bocadillos, eso es comida fría.- Suelto una carcajada, él solo me admira, no dice nada y una sonrisa se le forma en la cara. Un sonrisa sincera, me encanta cuando sonríe, por que coloca la lengua detrás de los dientes y le da un aspecto más tierno, me gustaría conocer al Zayn que hay debajo de ese caparazón de hombre duro que nada le importa.
-Que sonido más bonito.- Eso me deja descolocada, pero aun así sonrió.
Habíamos empezado a comer, él estaba sentado frente a mí, comiendo un bocadillo, cuando al darle un mordisco se mancha debajo de la nariz, intento aguantarme la risa, no quiero que le siente mal que me ría de él, pero llega un momento que ya no puedo más y exploto en una carcajada. Me mira desorientado.
-¿Qué te pasa ahora?.
-JAJAJA ¡Zayn te sienta muy bien el bigote!.- Le digo mientras intento no morirme de la risa. Se echa las manos a la parte superior de sus labios y se mancha la mano con ketchup, cosa que todavía me hizo más gracia. El niño pequeño vuelve a ocupar su personalidad.
-¡Me estás diciendo que llevas todo este rato riéndote por esto!.- Dice ofendido.
-Venga hombre, no te enfades.- Le digo levantándome y sentándome a su lado.- ¡Te queda muy bien!. Eres aun más varonil.
Me acerco a el con un pañuelo y le quito lo poco que quedaba de ketchup, y después con delicadeza le limpio las manos. Me sonríe mientras acabo de limpiarle las manos y yo le sonrió. Cuando me quiero levantar y volver a mi sitio, me agarra de la mano y tira de mi hacia abajo, me vuelvo a sentar en el mismo sitio, algo confundida.
-Quédate a mi lado.- Me dice.
¡Claro que me quedaré a tu lado!. Estuve a punto de gritarle, pero mi cabeza me devuelve a la realidad. Esa pequeña frase suena como que no solo quiere que me quede a su lado en el asiento, si no que también quiere que me quede a su lado en el día a día. Estoy conociendo una faceta de el que no sabia ni que existía. Para mi siempre fue el niñato chulo y prepotente que se tira a todo lo tiene tetas y culo, pero ahora mismo me esté demostrando que no es así. Quiero poder conocerlo mejor, que me cuente quien es Christine, que le pasa con ella y muchas preguntas más que rondan por mi cabeza. Mirándome las punteras de los zapatos para no tener que mirarlo a él, pregunto.
-Antes...dijiste que este sitio te lo enseñó Christine...- Noto que se pone tenso pero hace todo lo posible para mantener las formas.
-Sí, lo hizo.
-E-ella es alguien importante para ti, ¿cierto?.- Por una parte no quiero continuar porque me dan miedo sus formas, pero la curiosidad mató al gato y yo tengo un trato con los gatos.
-Sí, Becca ya te lo dije. ¿Qué es lo que quieres saber exactamente?.- Me pregunta haciendo que lleve su mirada a la de él y por un momento me quede congelada. ¿Realmente me va a decir quién es ella?.
-¿Quién es ella, Zayn?.- Hay unos instantes de silencio. Los dos nos miramos nerviosos, tal vez este no es el momento y yo acabo de cagarla.
-No me hagas esto, honey. Ahora no, por favor.- Mi corazón se cae cuando veo su cara. Realmente él no quiere hablar de esto y yo no voy a ser quien le haga sentir mal. No ahora. Decidida acerco mi mano a su mejilla y la acaricio, él cierra los ojos lentamente y aspira.
-Está bien, no tienes por qué hacerlo.- Asiente como dándome las gracias y dejamos el tema apartado por hoy.
Después de comer y recoger hablamos de cosas sin importancia, bueno la verdad es que para mí si que tienen importancia ya que quiero saber todo lo que pueda conocer de él y parece que cuando yo hablo de lo que sea, él me hace más cosa de lo que nunca pude imaginar. Cuando me di cuenta ya eran casi las siete de la tarde y ambos estábamos sentamos cerca de la verja desde donde se veía todo el pueblo. Una maravillosa puesta de sol se dejaba ver.
-¿Verdad que es precioso?.- Me pregunta mientras miro sin palabras la estampa.
-Es muy bonito Zayn...- Realmente había acertado con traerme aquí durante todo el día.- Deberíamos volver, tengo que llegar a cenar y me queda hablar con Liam todavía...- Por un momento había olvidado todo, pero Liam sigue siendo mi mejor amigo por encima de todo.
-Claro..., vamos.- Nos levantamos y nos metemos en el coche. Al principio del trayecto hay un silencio sepulcral, pero decido romperlo.
-Gracias por este día. Me lo he pasado realmente bien.- Sonrío vergonzosamente.
-Yo también.- Hace una pausa.- ¿Te gusta estar conmigo?.- Pregunta sin apartar la vista de la carretera.
-Claro.
-Bien entonces...te invitaré otro día a salir.
-Tú y tu bipolaridad.- Se ríe. Ambos recordamos cuando hace menos de una semana me dijo que no nos podíamos volver a ver y ahora me dice que me invitará a salir otro día.- Aún así, tenemos un trabajo que hacer.- Aparca enfrente de mi casa.
-Hablaremos sobre ello.
-Esta bien, nos vemos mañana en clase.- Pero antes de que pueda abrir la puerta del coche y salir, él tira de mi muñeca y sin pensarlo un segundo deja un beso en la comisura de mis labios. Nos miramos y por último me dice.
-Descansa, honey.
sábado, 25 de enero de 2014
domingo, 19 de enero de 2014
Capítulo 17
-Mamá.- Digo cuando ya estamos montados en el coche.- ¿Podrás ir hoy a por el pequeño?. No, es que me ha surgido algo. Sí, tengo que hacer un trabajo. Vale, cuando acabe te llamo. Hasta luego, mamá.- Cuelgo, vuelvo a guardar el móvil en la mochila y miro a Zayn quien conduce sin decir nada.
-¿Está bien?.- Pregunta sin apartar la mirada de la carretera.
-Sí, supongo. De cualquier manera, ¿dónde se supone que vamos?.- Pregunto curiosa. No me gusta que me lleven a sitios si no lo tengo planeado antes, siempre me ha pasado y no creo que nunca vaya a poder cambiarlo. Miro su cara, las heridas no las tiene tan llamativas como la última vez, pero aún están ahí.
-No las mires, Rebecca.- ¿Por qué él siempre sabe todo lo que hago y miro?. ¡Es alucinante?.- Sobre el otro tema, no te lo voy a decir así que no te molestes en insistir.- Pongo los ojos en blanco.- No has hecho eso, ¿verdad?.- Creí que se iba a enfadar por haber puesto los ojos en blanco, pero en vez de eso, deja ver una sonrisa traviesa en su rostro, lo que hace que me relaje.- Bueno, te diré que antes vamos a parar a comprar algunas cosas.
-¿Qué cosas?.
-Cosas para comer, honey.- Asiento. Me pregunto por qué está haciendo esto por mí, quiero decir, él tiene a Jen para llevarla a cualquier sitio.
En menos de cinco minutos paramos en un supermercado no muy grande. Zayn empieza a echar a la cesta montones de cosas para comer, como si fuera la compra para una semana. De vez en cuando me mira, pero como no le digo nada, sigue echando cosas a la cesta.
-¿Cuántos vamos a ser?.- Pregunto cuando la cesta está casi hasta arriba.
-Tú y yo. ¿Por qué?.- Le quito la cesta de las manos y quito algunas cosas que bajo mi punto de vista resultan innecesarias.
-¿Qué haces honey?.
-Zayn, aquí hay comida para un regimiento. Pareces una madre siendo tan exagerada, no necesitamos tanta comida.- Suelta una carcajada subiendo sus manos como disculpándose, cosa que me hace reir. Después de terminar de hacer la compra, volvemos al coche.
-¿Qué se supone que ha pasado con Payne?.- Me encojo de hombros.- Vale, no quieres hablar de ello. Está bien, supongo.
-¿Lo habéis hecho vosotros?.- Apreta con más fuerza el volante. Mierda, esto se está yendo...
-No, Rebecca, no lo hemos hecho nosotros. Nosotros no hacemos esas mariconadas, si queremos hacerle daño, le metemos una paliza. Es más rápido y más efectivo.- El corazón se me contrae solo de pensar que puedan hacerle eso, pero por otra parte sé que no han sido ellos porque Zayn tiene razón.- De todas formas, ¿por qué íbamos a hacerle eso?.
-No lo sé. Tienes razón, olvídalo.
-¿Sabes?. No puedo olvidarlo, nos ha echado la culpa. Ellos no van a dejar que esto quede así, lo sabes, Becca. Y menos Louis...
-¿Qué pasa con Louis?.- Bufa mirándome por primera vez desde que estamos en el coche.
-Ya lo sabes, honey. De tonta tienes poco.- Ya sé que es por Alex, pero no quiero pensar que nada malo pudiera pasarle. El silencio vuelve a reinar hasta que un mensaje llega a mi móvil.
''¿Te ha gustado el papel?. No me decidía entre el rosa Barbie o el rojo puta. No me hagas seguir, honey. Aléjate de él. xx''
Apago el teléfono con el corazón en la garganta. No puedo respirar, ¿quién es?. Tiene que ser una chica que le guste Zayn y que vea que yo soy un peligro, ¿pero por qué?.
-Honey, ¿estás bien?.- Asiento intentando dejar mis pensamientos a un lado.- Hemos llegado.- Cuando bajo del coche y miro a mi alrededor veo todo el pueblo bajo mis pies, es alucinante. ¿Por qué no conocía este sitio?. Me acerco más al borde donde hay una vaya.- Cuidado, Becca.- Me giro para mirarle.
-Zayn, hay una vaya, relájate. ¿De qué conoces este sitio?.- Cierra el maletero de un golpe y me mira a los ojos sin decir nada. ¿Qué he hecho ahora?.
-No sé, sólo lo conozco y ya está. No hay más misterio.- Asiento no muy convencida.- Desde aquí se ve la mejor puesta del sol.- Me impresiona que a Zayn le gusten ese tipo de cosas, pero me gusta. Se acerca hasta mí y nos quedamos en silencio hasta que decido romperlo.
-Gracias.
-No las merece.
-Sí, sí las merece porque aunque te quieras hacer el duro tienes sentimientos y me lo estás demostrando ahora mismo.- No sé por qué se lo digo pero siento que debo hacerlo.
-Honey, yo no soy como piensas, ya te lo he dicho. Estoy destrozado por dentro.- La piel de la espalda se me eriza al escuchar eso.
-Todos tenemos secretos, Zayn. Ninguno está a salvo de nada.- Miro al frente y él me mira.
-¿Tú tienes secretos que nadie sabe?.
-Claro que sí.- Bueno, excepto tu hermana. A veces puede parecer tan niño que asusta.- Pero bueno, dejemos el tema. ¿Qué quieres hacer?.- De repente, su mirada me asusta. No porque me esté mirando mal, o no porque no tenga ningún gesto, sino porque me está mirando dejándome ver más allá de él. Me da la sensación de que este lugar le hace débil.
-Ven.- Me acerco a él y sin poder reaccionar lo más mínimo me está abrazando con todas sus fuerzas, pero al mismo tiempo con la mayor delicadeza. Una pregunta se me viene a la cabeza y siento que si no lo pregunto me voy a morir, pero antes de poder decir nada, él me susurra.- Este sitio me lo enseñó Christine...- Antes de poder haber analizado lo que él me ha dicho ya le he preguntado.
-¿Yo te importo, Zayn?.
-¿Está bien?.- Pregunta sin apartar la mirada de la carretera.
-Sí, supongo. De cualquier manera, ¿dónde se supone que vamos?.- Pregunto curiosa. No me gusta que me lleven a sitios si no lo tengo planeado antes, siempre me ha pasado y no creo que nunca vaya a poder cambiarlo. Miro su cara, las heridas no las tiene tan llamativas como la última vez, pero aún están ahí.
-No las mires, Rebecca.- ¿Por qué él siempre sabe todo lo que hago y miro?. ¡Es alucinante?.- Sobre el otro tema, no te lo voy a decir así que no te molestes en insistir.- Pongo los ojos en blanco.- No has hecho eso, ¿verdad?.- Creí que se iba a enfadar por haber puesto los ojos en blanco, pero en vez de eso, deja ver una sonrisa traviesa en su rostro, lo que hace que me relaje.- Bueno, te diré que antes vamos a parar a comprar algunas cosas.
-¿Qué cosas?.
-Cosas para comer, honey.- Asiento. Me pregunto por qué está haciendo esto por mí, quiero decir, él tiene a Jen para llevarla a cualquier sitio.
En menos de cinco minutos paramos en un supermercado no muy grande. Zayn empieza a echar a la cesta montones de cosas para comer, como si fuera la compra para una semana. De vez en cuando me mira, pero como no le digo nada, sigue echando cosas a la cesta.
-¿Cuántos vamos a ser?.- Pregunto cuando la cesta está casi hasta arriba.
-Tú y yo. ¿Por qué?.- Le quito la cesta de las manos y quito algunas cosas que bajo mi punto de vista resultan innecesarias.
-¿Qué haces honey?.
-Zayn, aquí hay comida para un regimiento. Pareces una madre siendo tan exagerada, no necesitamos tanta comida.- Suelta una carcajada subiendo sus manos como disculpándose, cosa que me hace reir. Después de terminar de hacer la compra, volvemos al coche.
-¿Qué se supone que ha pasado con Payne?.- Me encojo de hombros.- Vale, no quieres hablar de ello. Está bien, supongo.
-¿Lo habéis hecho vosotros?.- Apreta con más fuerza el volante. Mierda, esto se está yendo...
-No, Rebecca, no lo hemos hecho nosotros. Nosotros no hacemos esas mariconadas, si queremos hacerle daño, le metemos una paliza. Es más rápido y más efectivo.- El corazón se me contrae solo de pensar que puedan hacerle eso, pero por otra parte sé que no han sido ellos porque Zayn tiene razón.- De todas formas, ¿por qué íbamos a hacerle eso?.
-No lo sé. Tienes razón, olvídalo.
-¿Sabes?. No puedo olvidarlo, nos ha echado la culpa. Ellos no van a dejar que esto quede así, lo sabes, Becca. Y menos Louis...
-¿Qué pasa con Louis?.- Bufa mirándome por primera vez desde que estamos en el coche.
-Ya lo sabes, honey. De tonta tienes poco.- Ya sé que es por Alex, pero no quiero pensar que nada malo pudiera pasarle. El silencio vuelve a reinar hasta que un mensaje llega a mi móvil.
''¿Te ha gustado el papel?. No me decidía entre el rosa Barbie o el rojo puta. No me hagas seguir, honey. Aléjate de él. xx''
Apago el teléfono con el corazón en la garganta. No puedo respirar, ¿quién es?. Tiene que ser una chica que le guste Zayn y que vea que yo soy un peligro, ¿pero por qué?.
-Honey, ¿estás bien?.- Asiento intentando dejar mis pensamientos a un lado.- Hemos llegado.- Cuando bajo del coche y miro a mi alrededor veo todo el pueblo bajo mis pies, es alucinante. ¿Por qué no conocía este sitio?. Me acerco más al borde donde hay una vaya.- Cuidado, Becca.- Me giro para mirarle.
-Zayn, hay una vaya, relájate. ¿De qué conoces este sitio?.- Cierra el maletero de un golpe y me mira a los ojos sin decir nada. ¿Qué he hecho ahora?.
-No sé, sólo lo conozco y ya está. No hay más misterio.- Asiento no muy convencida.- Desde aquí se ve la mejor puesta del sol.- Me impresiona que a Zayn le gusten ese tipo de cosas, pero me gusta. Se acerca hasta mí y nos quedamos en silencio hasta que decido romperlo.
-Gracias.
-No las merece.
-Sí, sí las merece porque aunque te quieras hacer el duro tienes sentimientos y me lo estás demostrando ahora mismo.- No sé por qué se lo digo pero siento que debo hacerlo.
-Honey, yo no soy como piensas, ya te lo he dicho. Estoy destrozado por dentro.- La piel de la espalda se me eriza al escuchar eso.
-Todos tenemos secretos, Zayn. Ninguno está a salvo de nada.- Miro al frente y él me mira.
-¿Tú tienes secretos que nadie sabe?.
-Claro que sí.- Bueno, excepto tu hermana. A veces puede parecer tan niño que asusta.- Pero bueno, dejemos el tema. ¿Qué quieres hacer?.- De repente, su mirada me asusta. No porque me esté mirando mal, o no porque no tenga ningún gesto, sino porque me está mirando dejándome ver más allá de él. Me da la sensación de que este lugar le hace débil.
-Ven.- Me acerco a él y sin poder reaccionar lo más mínimo me está abrazando con todas sus fuerzas, pero al mismo tiempo con la mayor delicadeza. Una pregunta se me viene a la cabeza y siento que si no lo pregunto me voy a morir, pero antes de poder decir nada, él me susurra.- Este sitio me lo enseñó Christine...- Antes de poder haber analizado lo que él me ha dicho ya le he preguntado.
-¿Yo te importo, Zayn?.
sábado, 18 de enero de 2014
Capítulo 16.
El fin de semana pasó de una manera normal, bueno, lo más normal que se puede estar cuando tu vida de la noche a la mañana da un giro inesperado. El sábado lo pasé con Liam porque Alex quedó con Louis y estaba de bajón y el domingo me puse al día con el estudio. El lunes cuando me levanto tengo las energías un poco más cargadas, pasar el domingo conmigo misma fue una buena idea. Como siempre voy a clase con Liam y Alex, quienes hoy deciden discutir.
-¿A ti te parece normal ponerte así por nada.- Alex haciendo aspavientos con los brazos mientras resopla.
-Lo primero, deja de mover así los brazos que me vas a soltar un guantazo.- Reprimo una carcajada.- Lo segundo, quita los pies del asiento.- Le da un manotazo y esta a regañadientes los baja.- Y por último, Alex, solo te estoy avisando que conozco a Louis Tomlinson desde que ambos llevamos pañales y no es de fiar.- Alex mirando hacia atrás dice.
-¿Qué hay de Zayn? Porque es amigo de Louis, también, ¡y a Becca no la dices nada!.- Con la boca abierta protesto.
-Eh...eh...eh...No me metáis en vuestros problemas. Parecéis un matrimonio de abuelos, ¡dejarlo ya!.- Ambos bufan y dos minutos después hemos cambiado de tema. Lo bueno es que este tipo de cosas no las tomamos en serio y en nada lo olvidamos y pasamos a otra cosa.
Cuando bajamos del coche y entramos por la puerta principal, todos los que están por allí cerca nos miran y cuchichean cosas que no llego a escuchar.
-¿Qué habéis hecho?.- Susurra entre dientes Alex mientras que seguimos andando hacia las taquillas.
-Nada, que yo sepa.- Contesto. Paso que damos, persona que nos mira y nos señala. Me fijo en un detalle, todo el mundo lleva un papel rosa en la mano. ¿Un papel rosa?. Esto no tiene ningún sentido.- Tal vez si vemos que hay en ese papel rosa, descubriremos el misterio.- Un instante después, Liam abre su taquilla y el papel rosa cae boca arriba en el suelo haciendo que los tres nos quedemos boquiabiertos ¿Pero qué...?.
-¿Queréis una jodida foto de nuestras caras?.- Grita Alex cuando todo el mundo se arremolina alrededor de nosotros. Coge el papel y vuelve a mirar a la gente. Nadie la ha hecho caso. Miro a Liam, de un segundo a otro está pálido y con la mandíbula en tensión. De repente se escucha una voz grave.
-¿No habéis oído o qué?. ¡Quitaros joder!. O me pongo a repartir hostias hasta que os quedéis sin dientes.- La gente se empieza a disipar como el humo, hasta que llega un momento en el que quedamos Alex, Liam y yo. Elevo la mirada. No, también están Louis, Niall, Harry y Zayn. Con el maldito papel rosa en la mano. ¿Cuántas copias han hecho?.
-¿Has visto como manejo a la gente?. ¡Soy un máquina!.- Exclama Harry mientras choca el hombro de Niall.
-Liam...- Susurro acercándome a él.- Lo siento, te prometo que yo no lo he hecho.
-No, no, ni yo.- Dice Alex. Él no dice nada. Sinceramente no sé cómo debe de sentir que pongan tu cara en un papel rosa y escriban ''Liam Payne gay'', lleno de corazones. Pero creo que no se siente ni medio bien.
-Esto es vuestra culpa.- Susurra de repente. Ambas nos miramos confundidas.- ¡Os dije que no os juntarais a ellos, pero nada, vosotras a vuestro aire!.- Grita frenético. Miro a los chicos que están mirando la situación más confundidos que nosotras si cabe.
-Liam, tranquilízate, no lo sabes exactamente. Por favor...- Me corta.
-¡Sois lo peor!. ¡Los seis!. ¡Y más aún vosotras dos!.- Acto seguido desaparece de nuestra vista. Tengo los ojos llorosos, creo que nunca me había tratado así y me duele. Alex me coge de la mano y me dice.
-Tranquila, se le pasará, ya verás.
-Tú, tío, ¡qué asesino!.- Dice Louis desconcertado.
Las palabras que me acababa de decir me dolían como puñales, nunca jamas en todos los años que llevamos de amigos el me había levantado la voz a menos que me lo mereciese, y puedo decir que solo fueron dos veces. El siempre esta calmado y no tiene malas palabras y menos para nosotras dos. ¡Me quería morir!. Alex aun tenia mi mano agarrada pero Louis se acerco a ella y la abrazo, así que en ese mismo momento me sentí desnuda, sin nadie que me protegiese, el mundo se caía a mi alrededor. Salí corriendo, hoy como Alex gritaba mi nombre pero no paré.
Atravesé la puerta de la entrada, seguí corriendo, necesito asimilar todo lo que acababa de pasar, pero no llegue muy lejos, sentí una presión fuerte en mi pecho que no me dejaba respirar, me estaba costando demasiado poder andar. Llegue al aparcamiento del instituto, y me escondí detrás de un coche, me senté en el suelo y enterré mi cabeza entre mis piernas. -Respira, Becca respira -me decía mi cabeza. Es fácil decirlo pero muy difícil hacerlo cuando duele tanto.
-Becca-escuche que decían mi nombre, escuche pena al decir mi nombre.
Su olor, ese que despertaba un extraño sentimiento en mi, aunque lo odie como a nada en el mundo, que haya echo mi vida imposible durante los últimos tres años, que me trate como quiera, me discrimine, me mienta, y sobre todo me intente manipular, yo ahora mismo no se lo que siento por el, me confunde. Cuando estoy a su lado me siento protegida, se que nada malo me puede pasar, pero, no quiero admitirlo, eso seria meterme en la autentica boca del lobo, me traería muchos problemas.
Sentí sus brazos rodear mi cuerpo, me relaje. Me puse en una posición mas cómoda, estiré mis piernas por debajo del que estaba de cuclillas delante de mi, los dos nos acercamos aun mas y pase mis manos por ambos costados de su cuerpo y deje que mis manos se posarán en su espalda, y hundí mi cara en su pecho. El me abrazo tan fuerte que me sentí mejor, pero no tanto como para parar de llorar, escondió su cabeza en el hueco de mi cuello. No se cuanto tiempo estuvimos así, pero le agradezco que no dijera nada.
-Ven, vamos -dijo separándose de mi y dándome una mano para ayudarme a levantarme.
-¿A donde?
-No quieras saber tanto -dijo ayudándome -hoy no iremos a casa, llama a tu madre y dile que hoy no iras a comer, que tienes que hacer un trabajo y que te iras a casa de Margarett.
-¿A ti te parece normal ponerte así por nada.- Alex haciendo aspavientos con los brazos mientras resopla.
-Lo primero, deja de mover así los brazos que me vas a soltar un guantazo.- Reprimo una carcajada.- Lo segundo, quita los pies del asiento.- Le da un manotazo y esta a regañadientes los baja.- Y por último, Alex, solo te estoy avisando que conozco a Louis Tomlinson desde que ambos llevamos pañales y no es de fiar.- Alex mirando hacia atrás dice.
-¿Qué hay de Zayn? Porque es amigo de Louis, también, ¡y a Becca no la dices nada!.- Con la boca abierta protesto.
-Eh...eh...eh...No me metáis en vuestros problemas. Parecéis un matrimonio de abuelos, ¡dejarlo ya!.- Ambos bufan y dos minutos después hemos cambiado de tema. Lo bueno es que este tipo de cosas no las tomamos en serio y en nada lo olvidamos y pasamos a otra cosa.
Cuando bajamos del coche y entramos por la puerta principal, todos los que están por allí cerca nos miran y cuchichean cosas que no llego a escuchar.
-¿Qué habéis hecho?.- Susurra entre dientes Alex mientras que seguimos andando hacia las taquillas.
-Nada, que yo sepa.- Contesto. Paso que damos, persona que nos mira y nos señala. Me fijo en un detalle, todo el mundo lleva un papel rosa en la mano. ¿Un papel rosa?. Esto no tiene ningún sentido.- Tal vez si vemos que hay en ese papel rosa, descubriremos el misterio.- Un instante después, Liam abre su taquilla y el papel rosa cae boca arriba en el suelo haciendo que los tres nos quedemos boquiabiertos ¿Pero qué...?.
-¿Queréis una jodida foto de nuestras caras?.- Grita Alex cuando todo el mundo se arremolina alrededor de nosotros. Coge el papel y vuelve a mirar a la gente. Nadie la ha hecho caso. Miro a Liam, de un segundo a otro está pálido y con la mandíbula en tensión. De repente se escucha una voz grave.
-¿No habéis oído o qué?. ¡Quitaros joder!. O me pongo a repartir hostias hasta que os quedéis sin dientes.- La gente se empieza a disipar como el humo, hasta que llega un momento en el que quedamos Alex, Liam y yo. Elevo la mirada. No, también están Louis, Niall, Harry y Zayn. Con el maldito papel rosa en la mano. ¿Cuántas copias han hecho?.
-¿Has visto como manejo a la gente?. ¡Soy un máquina!.- Exclama Harry mientras choca el hombro de Niall.
-Liam...- Susurro acercándome a él.- Lo siento, te prometo que yo no lo he hecho.
-No, no, ni yo.- Dice Alex. Él no dice nada. Sinceramente no sé cómo debe de sentir que pongan tu cara en un papel rosa y escriban ''Liam Payne gay'', lleno de corazones. Pero creo que no se siente ni medio bien.
-Esto es vuestra culpa.- Susurra de repente. Ambas nos miramos confundidas.- ¡Os dije que no os juntarais a ellos, pero nada, vosotras a vuestro aire!.- Grita frenético. Miro a los chicos que están mirando la situación más confundidos que nosotras si cabe.
-Liam, tranquilízate, no lo sabes exactamente. Por favor...- Me corta.
-¡Sois lo peor!. ¡Los seis!. ¡Y más aún vosotras dos!.- Acto seguido desaparece de nuestra vista. Tengo los ojos llorosos, creo que nunca me había tratado así y me duele. Alex me coge de la mano y me dice.
-Tranquila, se le pasará, ya verás.
-Tú, tío, ¡qué asesino!.- Dice Louis desconcertado.
Las palabras que me acababa de decir me dolían como puñales, nunca jamas en todos los años que llevamos de amigos el me había levantado la voz a menos que me lo mereciese, y puedo decir que solo fueron dos veces. El siempre esta calmado y no tiene malas palabras y menos para nosotras dos. ¡Me quería morir!. Alex aun tenia mi mano agarrada pero Louis se acerco a ella y la abrazo, así que en ese mismo momento me sentí desnuda, sin nadie que me protegiese, el mundo se caía a mi alrededor. Salí corriendo, hoy como Alex gritaba mi nombre pero no paré.
Atravesé la puerta de la entrada, seguí corriendo, necesito asimilar todo lo que acababa de pasar, pero no llegue muy lejos, sentí una presión fuerte en mi pecho que no me dejaba respirar, me estaba costando demasiado poder andar. Llegue al aparcamiento del instituto, y me escondí detrás de un coche, me senté en el suelo y enterré mi cabeza entre mis piernas. -Respira, Becca respira -me decía mi cabeza. Es fácil decirlo pero muy difícil hacerlo cuando duele tanto.
-Becca-escuche que decían mi nombre, escuche pena al decir mi nombre.
Su olor, ese que despertaba un extraño sentimiento en mi, aunque lo odie como a nada en el mundo, que haya echo mi vida imposible durante los últimos tres años, que me trate como quiera, me discrimine, me mienta, y sobre todo me intente manipular, yo ahora mismo no se lo que siento por el, me confunde. Cuando estoy a su lado me siento protegida, se que nada malo me puede pasar, pero, no quiero admitirlo, eso seria meterme en la autentica boca del lobo, me traería muchos problemas.
Sentí sus brazos rodear mi cuerpo, me relaje. Me puse en una posición mas cómoda, estiré mis piernas por debajo del que estaba de cuclillas delante de mi, los dos nos acercamos aun mas y pase mis manos por ambos costados de su cuerpo y deje que mis manos se posarán en su espalda, y hundí mi cara en su pecho. El me abrazo tan fuerte que me sentí mejor, pero no tanto como para parar de llorar, escondió su cabeza en el hueco de mi cuello. No se cuanto tiempo estuvimos así, pero le agradezco que no dijera nada.
-Ven, vamos -dijo separándose de mi y dándome una mano para ayudarme a levantarme.
-¿A donde?
-No quieras saber tanto -dijo ayudándome -hoy no iremos a casa, llama a tu madre y dile que hoy no iras a comer, que tienes que hacer un trabajo y que te iras a casa de Margarett.
viernes, 10 de enero de 2014
Capítulo 15.
Apenas había andando unos cinco minutos cuando la presión que tenía en el pecho estalló. Me senté en la acera, apoyando mi espalda contra un muro, mis lágrimas salían a borbotones de mis ojos y me costaba respirar. Ver a Zayn en ese estado me da auténtico pánico, hace que tenga miedo, pienso que me puede hacer daño, tal vez no físico pero si verbal, que en ocasiones duele más. Bueno mejor dicho me hará daño. Cuando me calmé un poco y tuve las fuerzas suficientes me levanto del suelo y camino hasta casa, hoy es Jueves, mañana es el ultimo día de clase, asi que tendré todo el fin de semana para asimilar todo lo que pasó.
-¿No bajas a cenar Rebecca?.- Me pregunta mi padre al entrar en mi habitación.
-No me encuentro muy bien, después bajaré a por una taza de leche, gracias.- Se va y cierra la puerta de mi habitación con cuidado.
Hacía como unas dos horas y media que estaba me había dormido, cuando me levanté, me duche, cené algo y me metí en cama de nuevo, no quiero saber nada de nadie, sólo quiero mis fuerzas vuelvan, las mismas que durante estos últimos cuatro años estuvieron luchando contra él, ahora no me puedo volver blanda, sino acabará conmigo. No sé a que hora me volví a dormir, pero la verdad es que no me importaba.
-¿Dónde estuviste ayer?.- Me pregunta Liam nada más subir al coche.- Estuve en tu casa y tu padre me dijo que no estabas, que te habías ido a dar una vuelta.
-Si, necesitaba relajarme ¿por? .
-Sólo pregunto.- Dice encogiéndose de hombros.
El camino al instituto fue en absoluto y pulcro silencio. Hoy no se escuchaba la radio, Liam y Alex no discutían y yo no hablaba de mis interminables discusiones con mis padres. La verdad es que hoy no creo que sea un día normal y corriente. Últimamente no lo es.
La mañana paso sin ningún percance, estuve buscando sus ojos por todos lados, pero el moreno no asistió a clase, y la verdad es que no me extraña, el golpe que tenía en el costado a mi forma de ver es bastante grave. No sé por qué me preocupo por él, si siempre me traté fatal, pero supongo que le debo una, ya que el día de la fiesta me detuvo antes de hacer una locura.
-¡Señorita Stone!.- Grita mi profesora de Literatura.- Baje a la Tierra, no hace más que estar ausente en mis clases.
-Lo siento, no me encuentro bien.- Miento, pero por otra parte es cierto, aunque mi quiero olvidar todo desde el día de la fiesta hasta hoy, no puedo. Mi cabeza no me deja.
-¿Quiere salir de clase?.
-Si me lo permite sí, muchas gracias.- Me levanto bajo la mirada de todos los de clase y los cuchicheos de algunas, salgo de clase y me voy corriendo hacia el baño, mis lágrimas empiezan a caer por ambos lados de mi cara. Otra vez. Vuelvo a sentir esa presión en el pecho, me cuesta respirar, las palabras que me gritó Zayn retumban por mi cabeza, me deslizo por la pared del baño hasta llegar al suelo. Me siento y me acurruco en mis piernas. Mi mundo, mi fortaleza se desmorona, con todo lo que me costó formar una barrera para que nada me hundiera. De repente, la puerta se abre, y en ella aparece mi pesadilla, pero al mismo tiempo mi alivio. Creo que en estos momentos es al único al que necesito, lo que en parte es algo contradictorio.
-¿Becca?.- Dice con incertidumbre. ¿Me sigue?. No está cuando lo busco pero cuando menos me lo espero pero más lo necesito aparece de la nada.
-Zayn, dejadme en paz.- Se acerca y se arrodilla frente a mí. Quiere poner las manos sobre mis rodillas, pero las echo hacia un lado para que no lo haga. No podría soportar su contacto. Ahora no.
-¿Qué pasa, honey? ¿Te hicieron algo? ¿Quién fue?.- Pone sus manos en las mías para quitarlas de la cara. Su contacto me quema y por dentro pego un brinco, por fuera solo agacho la cabeza.
-Déjame por favor, por favor.- Suplico dejando que las lágrimas sigan saliendo. Lo miro a los ojos. Está asustado y eso me asusta a mí. Aunque me diga que lo quiero controlar todo, sé que él también quiere saberlo todo en todo momento y al no saber que me pasa le desconcierta en alguna manera.
-Honey...¿esto es mi culpa?.- Le quiero decir que sí. Claro que sí. Pero entonces recuerdo que esta mirada es la misma que el día que me dijo que su límite era verme llorar y entonces me doy cuenta de que aunque me dijo que no le importo, sí se preocupa por mí y claramente no le gusta verme llorar. Rápidamente me limpio la cara con las mangas de la chaqueta y niego con la cabeza mientras dejo mi flequillo detrás de la oreja.
-No, claro que no...Es solo que...nada. Nada una tontería, de verdad.
-¿Segura? No sé...yo...tal vez ayer me pasé.- ¿Le tiembla la voz?. No puedo creerlo. ¿Quién es él y qué han hecho con mi pesadilla?.
-No importa.- Sí importa, pero no quiero recordarlo. Me levanto y él se levanta también.- Si te digo que ahora mismo necesito un abrazo, ¿podrías dármelo dejando por un momento nuestras diferencias?.- Su rostro se vuelve serio.
-Ven.- Abre sus brazos para mí y tira de mi cintura hacia él. Escondo mi cara en su pecho y por un momento en toda la semana descanso y me relajo. ¿Por qué de repente mi peor pesadilla se está convirtiendo en mi sueño?.- ¿Te encuentras mejor?.- Dice cuando se ha separado de mí y me mira a los ojos.
-Sí, gr-gracias. Debo volver a clase.- Él asiente y espera a que salga del baño. Quiero preguntarle por qué no vuelve a clase también, pero no quiero que se vuelva a enfadar. Ese abrazo se ha sentido muy satisfactorio como para echarlo a perder. En cuanto voy a llamar a la puerta para volver a entrar en clase, un nuevo mensaje suena en mi teléfono, curiosa lo abro y leo.
''Ya te lo avisé una vez y parece que no te quedó muy claro. Lo que te está ocurriendo ahora no va a ser nada comparado con lo que te puedo hacer. Piénsalo xx.''
-¿No bajas a cenar Rebecca?.- Me pregunta mi padre al entrar en mi habitación.
-No me encuentro muy bien, después bajaré a por una taza de leche, gracias.- Se va y cierra la puerta de mi habitación con cuidado.
Hacía como unas dos horas y media que estaba me había dormido, cuando me levanté, me duche, cené algo y me metí en cama de nuevo, no quiero saber nada de nadie, sólo quiero mis fuerzas vuelvan, las mismas que durante estos últimos cuatro años estuvieron luchando contra él, ahora no me puedo volver blanda, sino acabará conmigo. No sé a que hora me volví a dormir, pero la verdad es que no me importaba.
-¿Dónde estuviste ayer?.- Me pregunta Liam nada más subir al coche.- Estuve en tu casa y tu padre me dijo que no estabas, que te habías ido a dar una vuelta.
-Si, necesitaba relajarme ¿por? .
-Sólo pregunto.- Dice encogiéndose de hombros.
El camino al instituto fue en absoluto y pulcro silencio. Hoy no se escuchaba la radio, Liam y Alex no discutían y yo no hablaba de mis interminables discusiones con mis padres. La verdad es que hoy no creo que sea un día normal y corriente. Últimamente no lo es.
La mañana paso sin ningún percance, estuve buscando sus ojos por todos lados, pero el moreno no asistió a clase, y la verdad es que no me extraña, el golpe que tenía en el costado a mi forma de ver es bastante grave. No sé por qué me preocupo por él, si siempre me traté fatal, pero supongo que le debo una, ya que el día de la fiesta me detuvo antes de hacer una locura.
-¡Señorita Stone!.- Grita mi profesora de Literatura.- Baje a la Tierra, no hace más que estar ausente en mis clases.
-Lo siento, no me encuentro bien.- Miento, pero por otra parte es cierto, aunque mi quiero olvidar todo desde el día de la fiesta hasta hoy, no puedo. Mi cabeza no me deja.
-¿Quiere salir de clase?.
-Si me lo permite sí, muchas gracias.- Me levanto bajo la mirada de todos los de clase y los cuchicheos de algunas, salgo de clase y me voy corriendo hacia el baño, mis lágrimas empiezan a caer por ambos lados de mi cara. Otra vez. Vuelvo a sentir esa presión en el pecho, me cuesta respirar, las palabras que me gritó Zayn retumban por mi cabeza, me deslizo por la pared del baño hasta llegar al suelo. Me siento y me acurruco en mis piernas. Mi mundo, mi fortaleza se desmorona, con todo lo que me costó formar una barrera para que nada me hundiera. De repente, la puerta se abre, y en ella aparece mi pesadilla, pero al mismo tiempo mi alivio. Creo que en estos momentos es al único al que necesito, lo que en parte es algo contradictorio.
-¿Becca?.- Dice con incertidumbre. ¿Me sigue?. No está cuando lo busco pero cuando menos me lo espero pero más lo necesito aparece de la nada.
-Zayn, dejadme en paz.- Se acerca y se arrodilla frente a mí. Quiere poner las manos sobre mis rodillas, pero las echo hacia un lado para que no lo haga. No podría soportar su contacto. Ahora no.
-¿Qué pasa, honey? ¿Te hicieron algo? ¿Quién fue?.- Pone sus manos en las mías para quitarlas de la cara. Su contacto me quema y por dentro pego un brinco, por fuera solo agacho la cabeza.
-Déjame por favor, por favor.- Suplico dejando que las lágrimas sigan saliendo. Lo miro a los ojos. Está asustado y eso me asusta a mí. Aunque me diga que lo quiero controlar todo, sé que él también quiere saberlo todo en todo momento y al no saber que me pasa le desconcierta en alguna manera.
-Honey...¿esto es mi culpa?.- Le quiero decir que sí. Claro que sí. Pero entonces recuerdo que esta mirada es la misma que el día que me dijo que su límite era verme llorar y entonces me doy cuenta de que aunque me dijo que no le importo, sí se preocupa por mí y claramente no le gusta verme llorar. Rápidamente me limpio la cara con las mangas de la chaqueta y niego con la cabeza mientras dejo mi flequillo detrás de la oreja.
-No, claro que no...Es solo que...nada. Nada una tontería, de verdad.
-¿Segura? No sé...yo...tal vez ayer me pasé.- ¿Le tiembla la voz?. No puedo creerlo. ¿Quién es él y qué han hecho con mi pesadilla?.
-No importa.- Sí importa, pero no quiero recordarlo. Me levanto y él se levanta también.- Si te digo que ahora mismo necesito un abrazo, ¿podrías dármelo dejando por un momento nuestras diferencias?.- Su rostro se vuelve serio.
-Ven.- Abre sus brazos para mí y tira de mi cintura hacia él. Escondo mi cara en su pecho y por un momento en toda la semana descanso y me relajo. ¿Por qué de repente mi peor pesadilla se está convirtiendo en mi sueño?.- ¿Te encuentras mejor?.- Dice cuando se ha separado de mí y me mira a los ojos.
-Sí, gr-gracias. Debo volver a clase.- Él asiente y espera a que salga del baño. Quiero preguntarle por qué no vuelve a clase también, pero no quiero que se vuelva a enfadar. Ese abrazo se ha sentido muy satisfactorio como para echarlo a perder. En cuanto voy a llamar a la puerta para volver a entrar en clase, un nuevo mensaje suena en mi teléfono, curiosa lo abro y leo.
''Ya te lo avisé una vez y parece que no te quedó muy claro. Lo que te está ocurriendo ahora no va a ser nada comparado con lo que te puedo hacer. Piénsalo xx.''
lunes, 6 de enero de 2014
Capítulo 14
Por fin acostada en mi cama, mi día fue una autentica locura, justo después de que mi psicóloga, que resulta ser la hermana de Zayn, me dijera que me parecía a Christine, me echó a patadas del despacho -literalmente- y me dijo que nos veríamos dentro de una semana. A partir de ese momento mi cabeza se volvió un autentico volcán. Por si fuera poco aún le tengo que decir a Zayn que tenemos que hacer juntos el trabajo, de tan solo pensarlo me pongo enferma.
-¡Rebecca! Levántate o llegarás tarde.- Me grita mi madre desde el piso de abajo. Sin ganas me levanto y me visto, paso por la habitación de mi hermano pero está vacía, lo más seguro es que ya esté desayunando en la cocina. Entro en la cocina, y mi pequeño no está allí.
-Mamá, ¿dónde esta Tommy?
-Hoy lo llevó tu padre al parvulario ya que se fue un poco más tarde a trabajar.
-Entonces me puedes acercar al instituto ¿por favor?.- Digo poniendo cara de niña buena.- Es que Liam hoy no va, e ir andando es todo un suicidio.
-Pues apúrate que en veinte minutos salimos.
El resto de la mañana pasó, vamos, pasó porque tenía que pasar. Es desesperante estar encerrada con gente con la que prácticamente te consideran un bicho raro, y aunque me cueste admitirlo, estoy empezando a extrañar la mirada del moreno en mí. Al salir de clase me voy directa a recoger a mi hermano, como todos los días. Al llegar me encuentro con Kate, me parece raro que ella esté aquí y no Zayn.
-Hola, ¿y Zayn?. Quiero decir, suele venir él siempre... - Sí, soy demasiado directa, pero desde el día que me dijo que no nos podíamos volver a ver, no sé más de el.
-Él..., está enfermo, así que nos turnamos entre todos para venir a buscar a la pequeña.
-Ah vale, pues dale saludos de mi parte. -No se si soy estúpida o es que lo hago genial.
Al llegar a casa, mis padres nos estaban esperando para comer, como siempre más de lo mismo, que este año es decisivo para entrar en Derecho, me tengo que esforzar y miles de cosas más, que me entran por un oído, y me salen por el otro. Después de comer y para no aguantar a mis padres, me voy a dar una vuelva. No sé si fueron mis pies o mi cabeza, pero ahora mismo me encuentro delante de la puerta de la casa de Zayn, después de haber tocado al timbre -gracias por engañarme cerebro, esta te la guardo- me quería morir.
Cuando la puerta se abrió me quise morir, ante mí un Zayn con el labio y la ceja partidos, moratones en la cara, y un ojo rojo tirando a morado. No sé explicarlo exactamente.
-¡Dios mío! ¿Que te pasó?. -Digo intentando tocar su cara.
-¿Qué haces aquí?.- Da un paso hacia atrás.
-Contesta primero mi pregunta.
-¡Que coño haces aquí!
No se si eran mis hormonas, o la dureza con la que me dijo esa ultima frase, pero me entran unas terribles ganas de llorar que como no fuera capaz de controlar acabaría alejándolo más de mi -cerebro, eso es lo que intento, ¡alejarlo de mi, no es bueno!- Doy un paso hacia él y toco su rostro, cierra sus ojos y respira lentamente, no sé que es lo que le pudo pasar, pero tengo la necesidad de saberlo.
-¿Estás bien?.- Le susurro mientras poco a poco abre los ojos. Cuando los abre veo miedo en su mirada, miedo que dura unos instantes porque vuelve a poner su mirada fría y sin gesto.Los vuelve a cerrar negando con la cabeza. Me coge de la muñeca y me lleva al interior de la casa.
-Te he dicho que no quiero que te acerques a mí, Rebecca. ¿Qué no se entiende?.
-No se entiende nada. Pero nada. Absolutamente nada.- Hago aspavientos con los brazos. Si él quiere jugar a los secretos, pues juguemos a los secretos. Estoy cansada de ser la que se calle y la que tenga que obedecer con todo.
-Bueno, yo hay muchas cosas que tampoco entiendo como, ¿qué cojones haces aquí?.- Su mandíbula se tensa.
-Tu hermana me ha dicho que estabas enfermo.- Bufa pasando las manos por su pelo.- Tenemos que hacer un trabajo juntos, ¿sabes?
-Ya lo sé.- Bien, ese día atendió.- ¿Crees que tengo ganas de hacer nada ahora mismo?
-No. ¿Qui-quién te ha hecho eso?.
-Nadie que te importe.- Pongo los ojos en blanco.
-¿Alguien te lo ha curado?.- Niega con la cabeza. Le miro sin parpadear.- Zayn, eso está infectado.
-¿Y?.
-¿Cómo que y? Pues que nunca se va a curar por sí solo.
-¿Y qué quieres que haga? Nunca me he curado una herida, Rebecca.- Pienso durante un instante.
-Necesito un botiquín, una pastilla para la inflamación, tu habitación, que te estés quieto y mucha, mucha paciencia. ¿Estás dispuesto?.
Me lleva a la habitación, desaparece y vuelve a aparecer con el botiquín la pastilla y un vaso de agua. Se sienta en la cama y me mira sin decir nada hasta que muestra una leve sonrisa y dice.
-Paciencia no me queda, tengo que comprar.- Me río casi por no llorar. Realmente estoy preocupada por él, ¿en qué está metido?. Cojo el algodón y mojándolo en agua oxigenada se lo paso por el corte del labio y la mejilla y el moratón del mentón. No hace una queja de dolor o molestia. Nada. Después le pongo betadine y hago que se tome la pastilla.
-¿Lo empezaste tú?.- Vuelve a resoplar. Sé que no quiere que le pregunte pero no lo puedo evitar.
-En cierta manera...- Se levanta para dejar el vaso en la mesa y al pasar se roza con la silla del escritorio dando un gruñido que hace sobresaltarme.
-¿Qué?.
-No es nada.- Analizo la situación por un momento y me acerco a él.
-Tienes más golpes, ¿verdad?. Déjame ver.- Le intento levantar la camiseta pero obviamente no me deja. ¿Por qué he hecho eso?. Me siento estúpida. Pero la curiosidad sobre como tiene que tener el golpe para que suelte ese gruñido es mayor que la vergüenza.
-No lo quieres ver, honey.
-Quiero hacerlo.
-Muy bien.- En un acto reflejo se quita la camiseta de la forma más sexy posible y la tira encima de la cama. Encoge los hombros y me mira.- Aquí lo tienes.- Tiene tal golpe en el costado que me cuesta mirarlo, me resulta doloroso. Doy un paso hacia atrás, él apreta su mandíbula y cierra los puños con fuerza. Quien le haya hecho esto lo ha cogido con muchas ganas y por una explicación, seguro.- ¿Qué? ¿No es lo que querías? ¡Pues aquí lo tienes, joder!.- Levanta la voz con cada palabra que da. Está muy enfadado, de tal forma que no sé que está dispuesto a hacer. Intento recuperar la cordura.
-¿Qui-quieres que te lo cu-cure?.- Suelta una sonrisa arrogante.
-Como tú me dijiste una vez, no me gusta dar pena. Rebecca, no te necesito.- Mi respiración se entrecorta. Sé que quiere hacerme daño y ambos sabemos que puede.- Si te dije que no te acercaras a mí fue porque no quiero que me vean con una fracasada como tú. ¿Piensas que tengo mierda y no te quiero meter en ella?.- Sus ojos están fríos como el hielo.- Pues estás equivocada, lo que te pase no me importa ni una mierda.- Las lágrimas amenazan en mis ojos con salir, pero me niego a echar una sola lágrima por algo que tenga que ver sobre él, al menos no delante suya.
-No te importa nada una mierda.- Susurro, no estoy segura de que haya querido decir eso en voz alta, pero ya es tarde. Él bufa.
-El descubrimiento de tu vida.- Ironiza. Entonces de repente me enfado, la sangre me hierve. Vengo aquí, lo trato bien ¿y él me lo paga así? ¿Quién se cree?. Y sin pensar suelto algo de lo que sé que luego voy a estar arrepentida.
-Si es así, también te importará una mierda Christine, supongo.
-No acabas de decir eso. No lo has hecho.- Las pupilas se le dilatan y respira con irregularidad.
-Sí, sí lo he hecho.- Insisto. Quiero que me diga quién es.
-¡Joder, Rebecca!.- Sin tener tiempo a asimilarlo ha empezado a tirar las cosas de su escritorio, la silla y a dar puñetazos al armario. Me asusto, pero no tanto porque sé que lo está haciendo para no golpearme a mí. Se acerca a mí y me dice.- En la vida, escúchame bien porque no voy a volver a repetirlo. En la vida, nadie me va a importar más como Christine. Ahora largo de mi casa antes de que haga algo de lo que me pueda arrepentir.- Quiero moverme pero mis piernas no reaccionan.- ¡Qué te vayas hostias!.- Lo último que recuerdo de esa casa es que su habitación se quedó destrozada y bajé corriendo las escaleras chocándome con alguien que ni siquiera reconocí.
-¡Rebecca! Levántate o llegarás tarde.- Me grita mi madre desde el piso de abajo. Sin ganas me levanto y me visto, paso por la habitación de mi hermano pero está vacía, lo más seguro es que ya esté desayunando en la cocina. Entro en la cocina, y mi pequeño no está allí.
-Mamá, ¿dónde esta Tommy?
-Hoy lo llevó tu padre al parvulario ya que se fue un poco más tarde a trabajar.
-Entonces me puedes acercar al instituto ¿por favor?.- Digo poniendo cara de niña buena.- Es que Liam hoy no va, e ir andando es todo un suicidio.
-Pues apúrate que en veinte minutos salimos.
El resto de la mañana pasó, vamos, pasó porque tenía que pasar. Es desesperante estar encerrada con gente con la que prácticamente te consideran un bicho raro, y aunque me cueste admitirlo, estoy empezando a extrañar la mirada del moreno en mí. Al salir de clase me voy directa a recoger a mi hermano, como todos los días. Al llegar me encuentro con Kate, me parece raro que ella esté aquí y no Zayn.
-Hola, ¿y Zayn?. Quiero decir, suele venir él siempre... - Sí, soy demasiado directa, pero desde el día que me dijo que no nos podíamos volver a ver, no sé más de el.
-Él..., está enfermo, así que nos turnamos entre todos para venir a buscar a la pequeña.
-Ah vale, pues dale saludos de mi parte. -No se si soy estúpida o es que lo hago genial.
Al llegar a casa, mis padres nos estaban esperando para comer, como siempre más de lo mismo, que este año es decisivo para entrar en Derecho, me tengo que esforzar y miles de cosas más, que me entran por un oído, y me salen por el otro. Después de comer y para no aguantar a mis padres, me voy a dar una vuelva. No sé si fueron mis pies o mi cabeza, pero ahora mismo me encuentro delante de la puerta de la casa de Zayn, después de haber tocado al timbre -gracias por engañarme cerebro, esta te la guardo- me quería morir.
Cuando la puerta se abrió me quise morir, ante mí un Zayn con el labio y la ceja partidos, moratones en la cara, y un ojo rojo tirando a morado. No sé explicarlo exactamente.
-¡Dios mío! ¿Que te pasó?. -Digo intentando tocar su cara.
-¿Qué haces aquí?.- Da un paso hacia atrás.
-Contesta primero mi pregunta.
-¡Que coño haces aquí!
No se si eran mis hormonas, o la dureza con la que me dijo esa ultima frase, pero me entran unas terribles ganas de llorar que como no fuera capaz de controlar acabaría alejándolo más de mi -cerebro, eso es lo que intento, ¡alejarlo de mi, no es bueno!- Doy un paso hacia él y toco su rostro, cierra sus ojos y respira lentamente, no sé que es lo que le pudo pasar, pero tengo la necesidad de saberlo.
-¿Estás bien?.- Le susurro mientras poco a poco abre los ojos. Cuando los abre veo miedo en su mirada, miedo que dura unos instantes porque vuelve a poner su mirada fría y sin gesto.Los vuelve a cerrar negando con la cabeza. Me coge de la muñeca y me lleva al interior de la casa.
-Te he dicho que no quiero que te acerques a mí, Rebecca. ¿Qué no se entiende?.
-No se entiende nada. Pero nada. Absolutamente nada.- Hago aspavientos con los brazos. Si él quiere jugar a los secretos, pues juguemos a los secretos. Estoy cansada de ser la que se calle y la que tenga que obedecer con todo.
-Bueno, yo hay muchas cosas que tampoco entiendo como, ¿qué cojones haces aquí?.- Su mandíbula se tensa.
-Tu hermana me ha dicho que estabas enfermo.- Bufa pasando las manos por su pelo.- Tenemos que hacer un trabajo juntos, ¿sabes?
-Ya lo sé.- Bien, ese día atendió.- ¿Crees que tengo ganas de hacer nada ahora mismo?
-No. ¿Qui-quién te ha hecho eso?.
-Nadie que te importe.- Pongo los ojos en blanco.
-¿Alguien te lo ha curado?.- Niega con la cabeza. Le miro sin parpadear.- Zayn, eso está infectado.
-¿Y?.
-¿Cómo que y? Pues que nunca se va a curar por sí solo.
-¿Y qué quieres que haga? Nunca me he curado una herida, Rebecca.- Pienso durante un instante.
-Necesito un botiquín, una pastilla para la inflamación, tu habitación, que te estés quieto y mucha, mucha paciencia. ¿Estás dispuesto?.
Me lleva a la habitación, desaparece y vuelve a aparecer con el botiquín la pastilla y un vaso de agua. Se sienta en la cama y me mira sin decir nada hasta que muestra una leve sonrisa y dice.
-Paciencia no me queda, tengo que comprar.- Me río casi por no llorar. Realmente estoy preocupada por él, ¿en qué está metido?. Cojo el algodón y mojándolo en agua oxigenada se lo paso por el corte del labio y la mejilla y el moratón del mentón. No hace una queja de dolor o molestia. Nada. Después le pongo betadine y hago que se tome la pastilla.
-¿Lo empezaste tú?.- Vuelve a resoplar. Sé que no quiere que le pregunte pero no lo puedo evitar.
-En cierta manera...- Se levanta para dejar el vaso en la mesa y al pasar se roza con la silla del escritorio dando un gruñido que hace sobresaltarme.
-¿Qué?.
-No es nada.- Analizo la situación por un momento y me acerco a él.
-Tienes más golpes, ¿verdad?. Déjame ver.- Le intento levantar la camiseta pero obviamente no me deja. ¿Por qué he hecho eso?. Me siento estúpida. Pero la curiosidad sobre como tiene que tener el golpe para que suelte ese gruñido es mayor que la vergüenza.
-No lo quieres ver, honey.
-Quiero hacerlo.
-Muy bien.- En un acto reflejo se quita la camiseta de la forma más sexy posible y la tira encima de la cama. Encoge los hombros y me mira.- Aquí lo tienes.- Tiene tal golpe en el costado que me cuesta mirarlo, me resulta doloroso. Doy un paso hacia atrás, él apreta su mandíbula y cierra los puños con fuerza. Quien le haya hecho esto lo ha cogido con muchas ganas y por una explicación, seguro.- ¿Qué? ¿No es lo que querías? ¡Pues aquí lo tienes, joder!.- Levanta la voz con cada palabra que da. Está muy enfadado, de tal forma que no sé que está dispuesto a hacer. Intento recuperar la cordura.
-¿Qui-quieres que te lo cu-cure?.- Suelta una sonrisa arrogante.
-Como tú me dijiste una vez, no me gusta dar pena. Rebecca, no te necesito.- Mi respiración se entrecorta. Sé que quiere hacerme daño y ambos sabemos que puede.- Si te dije que no te acercaras a mí fue porque no quiero que me vean con una fracasada como tú. ¿Piensas que tengo mierda y no te quiero meter en ella?.- Sus ojos están fríos como el hielo.- Pues estás equivocada, lo que te pase no me importa ni una mierda.- Las lágrimas amenazan en mis ojos con salir, pero me niego a echar una sola lágrima por algo que tenga que ver sobre él, al menos no delante suya.
-No te importa nada una mierda.- Susurro, no estoy segura de que haya querido decir eso en voz alta, pero ya es tarde. Él bufa.
-El descubrimiento de tu vida.- Ironiza. Entonces de repente me enfado, la sangre me hierve. Vengo aquí, lo trato bien ¿y él me lo paga así? ¿Quién se cree?. Y sin pensar suelto algo de lo que sé que luego voy a estar arrepentida.
-Si es así, también te importará una mierda Christine, supongo.
-No acabas de decir eso. No lo has hecho.- Las pupilas se le dilatan y respira con irregularidad.
-Sí, sí lo he hecho.- Insisto. Quiero que me diga quién es.
-¡Joder, Rebecca!.- Sin tener tiempo a asimilarlo ha empezado a tirar las cosas de su escritorio, la silla y a dar puñetazos al armario. Me asusto, pero no tanto porque sé que lo está haciendo para no golpearme a mí. Se acerca a mí y me dice.- En la vida, escúchame bien porque no voy a volver a repetirlo. En la vida, nadie me va a importar más como Christine. Ahora largo de mi casa antes de que haga algo de lo que me pueda arrepentir.- Quiero moverme pero mis piernas no reaccionan.- ¡Qué te vayas hostias!.- Lo último que recuerdo de esa casa es que su habitación se quedó destrozada y bajé corriendo las escaleras chocándome con alguien que ni siquiera reconocí.
jueves, 2 de enero de 2014
Capítulo 13
Lo que me faltaba, después de estar toda la semana evitándonos y después de lo que me dijo resulta que tenemos que hacer juntos el trabajo de Historia. ¡Me quiero morir!
-¿Podemos hacer cambios de pareja?.- Le pregunto al profesor cuando la clase se termina.
-No señorita Stone, ya avisé al principio de la clase. Nada de cambios.- Se gira para recoger los papeles que tiene encima de la mesa.
-A decir verdad, no me parece justo que me haya tocado Zayn. Me va tocar hacerlo todo a mí y él se llevará mi nota.
-A veces las personas te pueden sorprender, Rebecca. No dejes guiarte por lo que ves a simple vista.- Recoge su maletín y sale de la clase dejándome aún más confundida. Tengo que adivinar las notas de Zayn.
Salgo del aula hecha una furia, siempre me tienen que pasar a mi este tipo de cosas. A veces me pregunto que daño le hice al universo para que juegue conmigo de esta manera. Seguro que voy a tener que hacer el trabajo sola, ya que el otro no querrá verme ni en pintura. ¡Mierda!
Mi pequeño hombretón salió corriendo hacia mis brazos cuando fui a recogerlo al parvulario. Fuimos andando hasta casa y me fue contando lo que hizo en clase, y hablándome de su novia, la hermana de Zayn. Cuando llegamos a casa mi madre ya tenía la mesa puesta y estaba sentada esperándonos, cuando nos sentamos no dice.
-Vuestro padre no vendrá a comer hoy, así que podemos empezar.- Durante la comida no hablamos casi nada, pero por la forma en que se comportaba mi madre sabía que quería decirme algo importante. Mi hermano se va al salón en cuanto come y mientras recogemos la mesa aprovecho para preguntar.
-¿Qué ocurre mamá?.
-Esta tarde tienes una cita con una psicóloga.- Suelto el trapo en la mesa y la miro aturdida.
-¿Es por lo de las pesadillas?.- Asiente.- No hace falta, se me pasará. Mamá, no os lo podéis permitir.
-Hija, lo que no puedo permitir es que sigas así...
-Ya, pero...
-Pero nada, Rebecca. Tú no te preocupes por el dinero, he conseguido un trabajo de tarde en una tienda. Así que arréglate y te acompaño.- Me alegro de que mi madre tenga un trabajo y no estén tan ahogado, pero no quiero ir a ningún psicólogo. ¿Qué se supone que tengo que decir?.
Tres cuartos de hora más tarde estamos en un edificio con pisos, subimos siete plantas en el ascensor y nos abre una chica de pelo corto y flequillo recto, mi madre le cuenta que tengo cita y mientras me dice dónde tengo que entrar ellas se quedan hablando. Llamo a la puerta que me corresponde, se escucha un suave 'adelante' y abro la puerta.
-¿Rebecca?.- Quiero creer que sabe mi nombre por la cita, pero cuando la miro no me puedo creer quien es. De repente las manos me sudan, la cabeza me da vueltas y quiero salir de la habitación lo antes que sea posible.- ¿Te encuentras bien? Se te ha puesto mala cara.
-No...es...es por lo nervios.- Voy a tener que hablar de Zayn con la hermana mayor de Zayn. ¿Algo más? ¡Lanzarme un rayo, si total!.- No sabía que eras psicóloga.- Digo tan cuerda como puedo.
-Sí, pero no quiero que me veas como tal, quiero que me veas como una amiga con la que vienes a charlar de tus problemas. ¿Vale?.- Asiento y tomo asiento en una especie de tumbona.- ¿Necesitas algo de beber o..?
-No, no gracias. Estoy bien así.- Ella se siente enfrente mía, saca un pequeño portátil y me mira.
-Pues empecemos. Tu madre me ha hablado de una pesadilla, cuéntame.
-Mmmm...Desde hace un mes más o menos tengo pesadillas en las que a una persona le hacen daño y aunque yo quiero ir a ayudar no puedo...- Vuelve a escribir en el portátil.
-¿Cuántas veces a la semana?.
-Todos los días e incluso más de una vez en la misma noche...
-¿Recuerdas a la perfección la pesadilla?.- Asiento.- Vale, eso es esencial para progresar.- Algo bueno, supongo.- ¿Siempre es la misma persona?.
-La agredida sí. Los que agreden no les veo la cara.
-Bien, vamos a ir poco a poco. Que no puedas llegar a socorrer a esa persona significa que tienes inseguridades y estrés. ¿Te sientes así en el día a día?.
-Sí, en ocasiones.
-Vale, con la persona a la que ves en el sueño, ¿te sientes así?.
-Todo el tiempo.
Después de eso hay un silencio en el que ella se dedica a escribir y yo me dedico a pedirle a todos los santos que no me pregunte quién es la persona a la que veo. Por una parte quiero decírselo porque quiero saber que me pasa y el por qué de tener tanta fijación con él, pero por otra parte no quiero que me pregunte porque es su hermana mayor. Creo que es comprensible. De repente deja el ordenador a un lado y juntando las manos me pregunta.
-¿Es alguien de tu clase?.- Me cuesta responder pero finalmente digo.
-Sí.
-Cuéntame que relación has tenido con esa persona en todos estos años, Becca.- Sé perfectamente que ella conoce a toda mi clase por su hermano, llevamos todos juntos desde primaria. Como ya he mencionado antes, es un barrio pequeño.
-Estos últimos días, la verdad es que ha estado muy educado y hasta se podría decir que simpático conmigo. Pero en los últimos tres años me ha hecho la vida imposible sin razón alguna. Bueno, yo he sacado mi propia razón.
-¿Cuál es?.- Se la nota especialmente interesada y sé que tiene a su hermano en la cabeza. Lo sé.
-No le gusta que le lleven la contraria y le encanta que vayan detrás de él. No he hecho nada de eso.- Ella asiente.
-¿Sigues teniendo relación normal con él?.- Niego.
-Me ha pedido que me aleje de él.
-¿Sabes la razón?.- Ya no escribe nada, esto a pasado a algo personal.
-Fuimos a una fiesta, donde por razones que desconozco porque había bebido algo, lloré frente a él. Al día siguiente me dijo que su límite era verme llorar, que tenía mucha mierda guardada y que nos teníamos que alejar. Pero ahora nos han mandado hacer un trabajo juntos y eso implica volvernos a ver.
-Eso le va a venir bien. A los dos os va a venir bien. Eres tan parecida a Christine...- Esto último lo susurra para ella misma, pero al haber tanto silencio en la habitación lo escucho como si lo hubiera gritado. ¿Quién es Christine y por qué me parezco a ella?
-¿Podemos hacer cambios de pareja?.- Le pregunto al profesor cuando la clase se termina.
-No señorita Stone, ya avisé al principio de la clase. Nada de cambios.- Se gira para recoger los papeles que tiene encima de la mesa.
-A decir verdad, no me parece justo que me haya tocado Zayn. Me va tocar hacerlo todo a mí y él se llevará mi nota.
-A veces las personas te pueden sorprender, Rebecca. No dejes guiarte por lo que ves a simple vista.- Recoge su maletín y sale de la clase dejándome aún más confundida. Tengo que adivinar las notas de Zayn.
Salgo del aula hecha una furia, siempre me tienen que pasar a mi este tipo de cosas. A veces me pregunto que daño le hice al universo para que juegue conmigo de esta manera. Seguro que voy a tener que hacer el trabajo sola, ya que el otro no querrá verme ni en pintura. ¡Mierda!
Mi pequeño hombretón salió corriendo hacia mis brazos cuando fui a recogerlo al parvulario. Fuimos andando hasta casa y me fue contando lo que hizo en clase, y hablándome de su novia, la hermana de Zayn. Cuando llegamos a casa mi madre ya tenía la mesa puesta y estaba sentada esperándonos, cuando nos sentamos no dice.
-Vuestro padre no vendrá a comer hoy, así que podemos empezar.- Durante la comida no hablamos casi nada, pero por la forma en que se comportaba mi madre sabía que quería decirme algo importante. Mi hermano se va al salón en cuanto come y mientras recogemos la mesa aprovecho para preguntar.
-¿Qué ocurre mamá?.
-Esta tarde tienes una cita con una psicóloga.- Suelto el trapo en la mesa y la miro aturdida.
-¿Es por lo de las pesadillas?.- Asiente.- No hace falta, se me pasará. Mamá, no os lo podéis permitir.
-Hija, lo que no puedo permitir es que sigas así...
-Ya, pero...
-Pero nada, Rebecca. Tú no te preocupes por el dinero, he conseguido un trabajo de tarde en una tienda. Así que arréglate y te acompaño.- Me alegro de que mi madre tenga un trabajo y no estén tan ahogado, pero no quiero ir a ningún psicólogo. ¿Qué se supone que tengo que decir?.
Tres cuartos de hora más tarde estamos en un edificio con pisos, subimos siete plantas en el ascensor y nos abre una chica de pelo corto y flequillo recto, mi madre le cuenta que tengo cita y mientras me dice dónde tengo que entrar ellas se quedan hablando. Llamo a la puerta que me corresponde, se escucha un suave 'adelante' y abro la puerta.
-¿Rebecca?.- Quiero creer que sabe mi nombre por la cita, pero cuando la miro no me puedo creer quien es. De repente las manos me sudan, la cabeza me da vueltas y quiero salir de la habitación lo antes que sea posible.- ¿Te encuentras bien? Se te ha puesto mala cara.
-No...es...es por lo nervios.- Voy a tener que hablar de Zayn con la hermana mayor de Zayn. ¿Algo más? ¡Lanzarme un rayo, si total!.- No sabía que eras psicóloga.- Digo tan cuerda como puedo.
-Sí, pero no quiero que me veas como tal, quiero que me veas como una amiga con la que vienes a charlar de tus problemas. ¿Vale?.- Asiento y tomo asiento en una especie de tumbona.- ¿Necesitas algo de beber o..?
-No, no gracias. Estoy bien así.- Ella se siente enfrente mía, saca un pequeño portátil y me mira.
-Pues empecemos. Tu madre me ha hablado de una pesadilla, cuéntame.
-Mmmm...Desde hace un mes más o menos tengo pesadillas en las que a una persona le hacen daño y aunque yo quiero ir a ayudar no puedo...- Vuelve a escribir en el portátil.
-¿Cuántas veces a la semana?.
-Todos los días e incluso más de una vez en la misma noche...
-¿Recuerdas a la perfección la pesadilla?.- Asiento.- Vale, eso es esencial para progresar.- Algo bueno, supongo.- ¿Siempre es la misma persona?.
-La agredida sí. Los que agreden no les veo la cara.
-Bien, vamos a ir poco a poco. Que no puedas llegar a socorrer a esa persona significa que tienes inseguridades y estrés. ¿Te sientes así en el día a día?.
-Sí, en ocasiones.
-Vale, con la persona a la que ves en el sueño, ¿te sientes así?.
-Todo el tiempo.
Después de eso hay un silencio en el que ella se dedica a escribir y yo me dedico a pedirle a todos los santos que no me pregunte quién es la persona a la que veo. Por una parte quiero decírselo porque quiero saber que me pasa y el por qué de tener tanta fijación con él, pero por otra parte no quiero que me pregunte porque es su hermana mayor. Creo que es comprensible. De repente deja el ordenador a un lado y juntando las manos me pregunta.
-¿Es alguien de tu clase?.- Me cuesta responder pero finalmente digo.
-Sí.
-Cuéntame que relación has tenido con esa persona en todos estos años, Becca.- Sé perfectamente que ella conoce a toda mi clase por su hermano, llevamos todos juntos desde primaria. Como ya he mencionado antes, es un barrio pequeño.
-Estos últimos días, la verdad es que ha estado muy educado y hasta se podría decir que simpático conmigo. Pero en los últimos tres años me ha hecho la vida imposible sin razón alguna. Bueno, yo he sacado mi propia razón.
-¿Cuál es?.- Se la nota especialmente interesada y sé que tiene a su hermano en la cabeza. Lo sé.
-No le gusta que le lleven la contraria y le encanta que vayan detrás de él. No he hecho nada de eso.- Ella asiente.
-¿Sigues teniendo relación normal con él?.- Niego.
-Me ha pedido que me aleje de él.
-¿Sabes la razón?.- Ya no escribe nada, esto a pasado a algo personal.
-Fuimos a una fiesta, donde por razones que desconozco porque había bebido algo, lloré frente a él. Al día siguiente me dijo que su límite era verme llorar, que tenía mucha mierda guardada y que nos teníamos que alejar. Pero ahora nos han mandado hacer un trabajo juntos y eso implica volvernos a ver.
-Eso le va a venir bien. A los dos os va a venir bien. Eres tan parecida a Christine...- Esto último lo susurra para ella misma, pero al haber tanto silencio en la habitación lo escucho como si lo hubiera gritado. ¿Quién es Christine y por qué me parezco a ella?
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